El pasado jueves 25 trabajamos con los alumnos de 4to Año turno tarde y la profesora de "Salud y Adolescencia".
Bajo el encuadre de trabajo: TALLER: " Vínculos violentos en parejas y amistades adolescentes”.
Esta temática fue abordada a principio de año con los demás cursos de 4to Año, también en el espacio de "Salud y Adolescencia".
Encuadre
teórico
Cuando hablamos de relaciones abusivas, estamos
refiriéndonos a aquellas en las cuales las maniobras interpersonales para
ejercer el control sobre la pareja o amistades, establecen un patrón vincular
que se reitera e instala con el correr del tiempo. Los malos tratos, como modo
de relación, no surgen en forma abrupta sino que se van instalando
progresivamente desde las primeras actitudes cotidianas de desconsideración y desvalorización,
las que, una vez toleradas o pasadas por alto, pueden habilitar otras conductas
de mayor importancia.
En general, esta modalidad abusiva de vinculación
comienza con reiteradas y diferentes actitudes de manipulación en el orden de
lo emocional, orientadas a ubicar al “otro” en un lugar devaluado, a controlar
sus decisiones y actos y a que aquella responda a los propios reclamos e
intereses. En torno al primer fin, podríamos ubicar actitudes tales como la
ridiculización, las críticas, no tomar en cuenta las opiniones del otro, los
insultos, los silencios como respuesta o la negación a entablar un diálogo,
etc. El control para restringir el margen de decisión personal de la pareja
puede instalarse a través de la exigencia de información en cuanto a horarios o
personas con las cuales se interactúa, las escenas de celos, etc., actitudes
que también pueden más tarde convertirse en expresiones amenazantes, en
hostigamiento e invasión progresiva de la intimidad.
Ante
la naturalización de episodios de violencia es común que las adolescentes
oculten lo que les ocurre, lo justifiquen, se sientan responsables por no ser
lo suficientemente buenas como para que las cosas sean diferentes o se
consideren llamadas a hacer algo para que su compañero pueda cambiar. Ello lo
podemos asociar con las adjudicaciones culturales hacia el rol femenino en
relación a sus funciones de brindar contención y de responder ante las demandas
y carencias ajenas. Por otro lado, en los noviazgos adolescentes, como ocurre
en parejas de adultos, los episodios de violencia suelen tener un carácter
cíclico que alterna períodos de calma y de manifestaciones afectivas con otros
de tensión, conflictos y maltrato. En muchos casos suele ocurrir que, luego de
un acto abusivo, el joven pide perdón, promete no volver a comportarse así o
tiene gestos de consideración hacia su pareja como estrategias para mantener la
relación. Ello también contribuye a la confusión y al surgimiento recurrente en
ellas de esperanzas en torno a la posibilidad de que las cosas puedan mejorar.
La visibilización temprana de este tipo de
interacciones (ya sea por parte de la misma joven, de sus allegados o de algún
referente adulto) y la ayuda a tiempo pueden evitar que prosigan hacia formas
más graves. Por ello es tan importante la sensibilización y la posición de
repudio hacia esto por parte de quienes trabajan y/o tienen cercanía con
población adolescente. Si se tratara de parejas conformadas por estudiantes,
nuestra mirada y apoyo, como referentes de confianza, deben estar dirigidos a
ambos, ya que es factible que los dos sean nuestros alumnos, adolescentes y,
por lo tanto, sujetos a ser protegidos en sus derechos por parte de los adultos
con quienes se vinculan.